miércoles, 25 de abril de 2012

Cambio cuchara por Dos palitos!

Me encanta esta forma de comunicarme indirectamente con mi Gran Amigo Pablo, es una comunicación no verbal que ocurre mientras vivimos en diferentes continentes, y luego mediante este blog pasamos a escribirnos, y menciono esto porque si bien nos comunicamos y hablamos, he visto sus dos ultimas publicaciones e increíblemente estas hablan de mis últimos pensamientos de estos meses... Hace unos meses he decidido comenzar a comer con palitos, esos palitos que solo usan los orientales, mi decisión fue porque me di cuenta que con cubiertos, es decir cuchillo, tenedor y cuchara comía mas rápido de lo normal y que estos instrumentos iban en contra de la paz que debía tener para comer. Esto en el modo de vida de hoy resulta muy extraño, es decir, no se porque se ha creado el tenedor, la cuchara... Pero si lo llevo a otro ejemplo resulta extraño que las cosas se planteen así... Todos conocemos los Fast Food, Mc Donals, burguer king por ejemplo, estos fueron creados como su nombre lo indica, para comer rápido, creados para sitios donde por el trabajo se tiene poco tiempo para comer,(mas allá de mi desacuerdo con este tipo de lugares) me es absolutamente increíble ver a familias enteras comiendo en estos lugares un domingo al mediodía, cuando se tiene mucho tiempo para destinar a comer. Porque nos pasa esto, porque parece que todos tenemos el aleróncito de la formula 1 que nos hace hacer todo un poco mas rápido cada vez, es muy inquietante porque pasa en todos los ámbitos, e incluso aunque no tengamos la necesidad de apresurarnos; he visto a mucha gente en el día a día intentar pasar por delante nuestro, solo por pasar porque a los 3 pasos se paran a esperar el semáforo. Comprar una camiseta de fútbol para identificarnos con el prójimo, la cual cuesta 100 euros, porque? Si identificarnos con el prójimo puede ser el ponernos en su piel e intentar ayudarlo si no tiene para comer, saben que con el merchandising que se vende en todos los clubes del mundo podríamos erradicar el hambre en mas de un país? Sin dudas es lo que llaman Pan y circo, solo que gracias a eso, muchos se quedan sin pan. Pablo, gracias por reactivar este blog!!!

martes, 24 de abril de 2012

Cucharear



A veces presiento que todo va a cambiar algún día, pero lo cierto es que la vida se está poniendo muy tranquila. Pasame una cucharita, y como en cámara lenta me paro hacia la mesada, mi pierna flota desde el piso, se desenreda de patas de sillas y mesas y se apresta para ir en dirección al cajón de los cubiertos, ver cada uno de los movimientos, los cordones, apenas desatados, se sostienen suaves por sobre la zapatilla que avanza hacia el vacío del siguiente movimiento. Podría pensar en otra cosa, pero el destello nubecil me regocija de tal manera que no hago otra cosa que disfrutar el ponerme de pie, qué placer, apoyarme en la silla y sentir como mi peso se desplaza lentamente a través de mi hombro, mi codo, antebrazo y mano, toda mi estructura ósea, ese complejo y perfecto tejido esponjoso y macizo que habita dentro de mí, se pliega al respaldo de madera y de ahí se distribuye equitativamente por cada una de las cuatro patas de la silla. Y el equilibrio! El equilibrio necesario para poder caminar el suave vaivén de la mesa a la cocina, una pierna atrás de la otra y en el medio, el vacío, la desesperación, el abismo entre cada paso, y sentir la gravedad, como todo mi peso se prolonga por mis extremidades inferiores y se apoyan en esa diminuta parte del cuerpo, en un arco, un empeine, un apenas apoyo, y aún así parado, andando, moviéndome despacio, en -6x, en la lánguida busca de la cucharita. Y al abrir el cajón, el brillo obtuso de las cucharitas ajadas por el tiempo, el metalisísimo sabor que emanan, casi imperceptible en las comidas pero plasmados ahí, en ese somier revuelto que  es un cajón de cubiertos. Quien inventó la cuchara? Ese cobijo de alimentos, seguro alguien que no quería quemarse… Se habrá inventado antes o después que el tenedor…? Ahora enfoco a mi compañera, que aguarda, expectante, en la mesa, la ansiada cuchara para revolver su café. Y que pasaron, 2 minutos? 5 minutos? Media hora quizás… y la espera es la misma, la ansiedad por el café que no se enfrió mucho, apenas una decima, o dos, y la cuchara que brilla despacio, sin apuro, y mientras me sumerjo en la aventura de flotar el mismo abismo equilibrado de posar pie tras pie, me preparo para el milagro de caminar y miro como desde arriba se proyectan infinitos rayos de luz que se quedan grabados en su trayecto, como queriendo demostrar que son infinitos, infinitésimos, y agradezco, agradezco una vez más, poder vivir en el fondo de la pileta. Y que no me cobren alquiler.