Hay palabras. Bandada. Cardumen. Rebaño. Humanidad.
Es cuestión de concentrarse un poquito y hasta lo podés ver. Es como una nuvecita de calor allrededor de los pájaros volando por el cielo. A la hora del atardecer es más fácil.
Cada pájaro no necesita comprarse un mapa para ir a un lugar. O un auto para él solito. Simplemente va. Se deja llevar por esa enegía que le envuelve. No se pregunta si es verdad o mentira. No lo cuestiona. Tampoco piensa si esta bien o está mal!!
Ese calorcito le envuelve y le guía. Le ayuda a ahorrar energía.
Levantarse a la mañana y checkearse. Autoexaminarse. Y reconocer a los otros en uno. Reconocer cuánto de los otros habita en uno. Cuántas características de seres queridos palpitan en nosotros. Padres, amigos, parejas. Quien soy, adonde voy, donde estoy. Soy yo en realidad el que me habito? o soy el producto de las lecturas trasnochadas de algún espiritu totalizador?
Yo soy yo? O soy todos? Todos los que han pasado por mi vida, por mis celulas, por mis genes.
Hoy me levanté sintiendo que estamos todos en el mismo viaje, en el mismo colectivo, solo que en distintas ventanillas.
Y me dije, mirá al lado, adentro, escuchemos, enseñemos, demos. Pareciera que solo falta abrir las ventanillas y dejar que entre un poco de aire mágico...
Permitirse hacer eso que siempre soñamos. Solo para probar, para ver que pasa... Pero hacer. Y entré en el blog.
Yo escribo. Yo hablo. Y cuando lo hago sin pensar, dejando que lo escrito se escriba solo, quizás vos puedas leerte en estas líneas.
Porque hay palabras.
Y para algo están...