viernes, 22 de febrero de 2008

Susurros


Puedo susurrar a tu oido,

Puedo llevar las mareas hacia tus dedos,

hacer desvanecer las gotas de rocio sobre tu cuello,

Puedo ver tus ojos mientras veo en el el universo,

reir sobre las cauces de tus miradas,

pero no estoy seguro de poder...


estar sin ti.



La telepatia es una forma para comunicarnos, el habla también, mas en si misma, cualquier forma lo es. Podemos acercarnos sigilosamente entre caricias, o a travez de mi vos en tus oidos acortando distancias, tambien puedes sentir que alli estoy sin estarlo, por telepatia, por imaginación, por mi perfume.


Creo que el saber usarlas es sin duda un don igual que ellas mismas, pues las confuciones son parte del mensaje emitido, no asi por el canal mediante el cual lo comunicamos.


Muchas veces he encontrado en mi camino personas que, decian ser recibidos con mala voluntad, pero al oirlos, pude ver, que su forma mas alla de las palabras erá quien insitaba a aquella voluntad. No es el medio sino como se genera creo yo, Susurrando..



La verdad es solo un sitio donde uno se resguarda del miedo, no existe la verdad absoluta, ni siquiera una casi certera, cada uno intenta descubrirla para sentir que un sitio calmo, y seguro lo proteje.


La curiosidad es un viaje al centro de si, donde no existe verdad, alli el amor es un descubrimiento, un altar de flores donde las estrellas descienden para hacernos sentir vivos, la luz nos invade sin dejarnos ver un futuro, quizas eso es lo mas "encantador".


Pues un sitio preciso, con conocimiento pero sin sentimiento deja el alma fuera,

Las almas escapan al no tener un cuerpo en el cual trasladarse, ellas necesitan volar, trascender, vivir!


Y la verdad, tambien lo necesito yo! si es que ese sitio tan impreciso puede ser mi verdad..

Sensaciones















Cuando la verdad no tiene sitio,
entre las nubladas cauces del temor,
el corazon escapa del cuerpo,
los latidos invaden los timpanos,y...
El vibrante parpadeo de las pupilas, hace...
Intermitente la percepción,
el sudor hace impreciso nuestros movimientos
y los violines destilan el tiempo,
mientras,

Paso a paso
Descubrimos que lo certero,
es solo una sensación,
que permite a nuestros sentidos

Dar un sitio seguro,
donde estar y permanecer.
13-02-2008

jueves, 14 de febrero de 2008

De Perinolas y de Amor


Cuando la manzana esta roja, cuando la pera esta blanda en la puntita, cuando la flor se olvida del pimpollo, cuando la mariposa ya no es oruga, cuando el tigre caza su primer ciervito...

Todo en la naturaleza tiene un punto de maduración. Pero cómo saber si hemos madurado como personas. ¿Qué parámetro tomamos? ¿Qué tenemos que observar?

Será uando nos independizamos económicamente y afectivamente de nuestros padres…?

o a los 28 años cuando las células empiezan a envejecer…?

A principios de siglo se solía decir que madurabas cuando te ponías los pantalones largos…?!

Ciertas culturas aborígenes realizaban pruebas de madurez y sometían a los jóvenes a ritos iniciáticos. Cuando vamos solos a nuestro primer recital entonces?

Einstein decía que una persona madura cuando deja de engañarse a sí mismo…

Y hay miles de opiniones pero yo tengo la mía. Y tiene que ver con el Amor. Con la capacidad de dar Amor…

Cuando nacemos, la primera forma de relacionarnos con el Amor es como receptores. Así descubrimos el Amor. Y luego crecemos, y por un tiempo nos mantenemos así, el Amor es algo que los demás te dan y vos recibís, pasiva y agradecidamente.

Pero llega un momento en que todo cambia, una chica en la escuela, un amigo que se va a vivir a otro lado, un cometa en el cielo, un suspiro inesperado, y zaz! Te das cuenta que podés DAR Amor. Y ahí empieza otro camino.

Yo te doy, pero vos también dame. Y celos. Y alegría. Y que me dijiste pero te dije. Te perdono mi amor. No me abandones. Y compartir. Y llorar juntos. Y reir juntos. Pero te prometo que no lo voy a hacer de nuevo. Te extraño. Te quiero tener a mi lado para siempre. Sin vos no puedo vivir. No puedo vivir! Toma pero volvé. Doy pero dame. San Valentín y el puñal en la mano.

La verdadera madurez, la madurez más sublime, el máximo desafío que un ser humano puede aspirar, creo, consiste en la capacidad de dar Amor, de amar incondicionalmente, de amar más allá del tiempo y el espacio, más allá de las diferencias. Que importa si no me aman, si lo que importa es sentir el Amor. Salir de la pasividad y amar más allá de todo lo que nos puedan haber lastimado. Perdonar, dejar pasar y amar igual. Amar a todos, blancos y negros, y grises y colorines. El cielo infinito, la tierra húmeda, la madre y el padre. Amar sin mirar. Levantarse cada mañana y amarse, amar el gato, el cactus, la vieja que baldea la vereda a las 6 de la mañana, el taxista que escupe el peine y tapa su calvicie, y amar hasta a esos líderes que no hacen las cosas tan bien. Seguramente nadie los amó, sino no harían lo que hacen e hicieron.

Hoy el mundo se está quedando sin emisores de Amor. Lentamente se van apagando nuestras televisiones internas, lentamente dejamos de regalar alegría, dejamos de sentir Amor. Si nadie da, nadie recibe. Entonces nadie siente Amor.

Mis amigos, no todo está perdido. ¡Maduremos! La solución la tenemos en el cajoncito de la mesita de luz. Tomemos la perinola de nuestras vidas. Levantémonos todos los días y hagámosle trampa al destino. Que nuestra perinola personal gire y siempre caiga en “pon 1”.

Imagina un mundo sin posesiones, sin religiones, sin países, dijo un amigo. Imagina un mundo donde solo haya emisores de Amor. Esa sería una humanidad verdaderamente madura. Y hermosa. Imagina una humanidad donde “todos ponen”…

Y después si. Después gocemos, pasemos a ese jueguito tan lindo, a ese San Valentin perpetuo. Después si, elijamos una personita, una entre tantas que se cruzan en nuestras vidas, una sola a la que hagamos especial, una que la Vida te regale, que el Universo cuelgue en tus brazos cansados de tanto andar, y la puedas abrazar como un osito en cada noche de frio, y la escuches en cada lamento, la acompañes en cada aventura, la motives en cada sueño, le cocines en cada amanecer, la beses en cada colectivo, la desvistas en cada rincón y la ames en todas las alcobas…

Después, si.

Después, solo después, pongámonos a domesticar nuestra rosa.

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martes, 5 de febrero de 2008

Música on line all the time

La música es algo que, cuando se toca, se siente de una manera muy especial. El que lo escucha percibe algo de esto, pero quien alguna vez ha tocado música con otra gente, seguramente habrá percibido que “algo” cambia. Como que dejas de ser de la manera que habitualmente sos y te convertís en un ser grupal, en donde estás conectado de una manera diferente, con los demás. Intuís cuando el otro va a cambiar de ritmo, etc.
Como si se formara una nueva entidad, que abarcaría al grupo de personas que tocan. Esta entidad nunca es la misma y varía por razones que desconocemos. Es por eso que la misma canción puede sonar diferente de un día para el otro, inclusive si los músicos la tocan igual, pero la sienten diferente. Quizás haya razones cósmicas, ya que al estar vinculados holísticamente con el todo, hay “algo” fuera de nuestras dimensiones que nos hacen vibrar de una manera determinado en una determinada hora, día etc.

Con las facilidades tecnológicas de hoy en día, y con el nuevo estilo de vida que tendremos, donde tenderemos mucho tiempo libre, podremos dejar de lado los cd y las musicas "anticuadas" y se podrá realizar el siguiente proyecto:

Música todo el día, es decir, músicos de todo el mundo se juntan y zapan, improvisan músicas, dejándose llevar, fluir con la entidad que les visite. Del otro lado, el escuchante conectará a estas estaciones de radio, en donde le serán traducidas en forma de música, las vibraciones que estos músicos estén captando en ese preciso instante en algún lugar del planeta.

Es decir, ahí si escucharemos realmente el “tema del día”, que estará en armonía con el mismísimo universo en el mismísimo momento que lo escuchemos. Si es que los artistas están inspirados, claro.

Se diseñaría a tales efectos un software.

"Por eso no podes obtener satisfaction, Mick, por eso..." Dalai Lama, New York, 1999