viernes, 17 de septiembre de 2010

Termologia


En la época de los señores feudales y los reyes, allá por el 1700 -1800, había grandes problemas para el libre comercio pues cada señor feudal, cada rey, tenía su método de medición que estaba basado en lo que medían algunas partes de su cuerpo: un pie, una cuarta, una pulgada (por el pulgar), etc.
Como, por supuesto, somos todos diferentes, (incluso los reyes entre si !), se originaban un sinfin de problemas que podran imaginar... Que me diste 2 cuartas de poroto y te pedí una, y así...

Para esos tiempos llego Napoleón y ordenó, entre otras cosas, la creación de un sistema de medición único (Grande Napi!).

Era el comienzo del sistema métrico que hoy conocemos.

Cualquier similitud con la realidad, no es pura coincidencia...

Me encargaron la realización de una web. Si bien no soy diseñador, puedo coordinar o guiar la misma. Luego de que todo pareciera estar ok, en casa probando me surge un cartel de advertencia: codigo malicioso . Pero como puede ser si funcionaba al pelo! El dueño de la web me llama alarmado, si sus clientes entran a la página y ven semejante cartel podrían perder credibilidad.

Llamo al "webmaster" y me comenta que suele pasar. Que hay algunos navegadores que aceptan algunos codigos y otros que no, webs que en un navegador se ven y en otras no. Ingenuo de mí, pensaba que todo esto ya era historia, más tratándose de algo tan universal como la world wide web.

Y no es sólo los códigos, también lo son los enchufes, los cables, los puertos, usb, tarjetas sim, sd, cargadores de celulares y de cámaras diferentes y un sinfin de limitaciones técnicas autoimpuestas por la industria, "y el dienteazul..? Bien, gracias"

Es realmente llamativo como ultimamente los diseñadores de tecnología ponen más esfuerzo en las trabas tecnológicas para que prevalezca tal o cual tipo de código (y la empresa que lo promueve el producto) que para el beneplácito de los usuarios.

Consideremos el caso de los navegadores. Esta el IExplorer, Mozilla, Opera, Chrome, Zafari entre otros tantos. Todos haciendo más o menos lo mismo. 5 equipos de trabajo para desarrollar exactamente lo mismo. Cuantas horas/hombre desperdiciadas. Y quien paga el pato...? Yo. Ud. Los usuarios finales que tenemos que bancarnos lo que los señoritos DECIDEN que es un adelanto tecnológico sin que ni siquiera nos pregunten.

Entiendo las aparentes razones de competencia, pero se solucionaría poniendo códigos abiertos, orgánicos, en constante crecimiento, con intraforos para comunicarse entre ellos y decidir cual adelanto es pasible de ser usado. Cada diseñador que aporta una solución es recompensado. Y las empresas se dedican a brindar servicios específicos al usuario, a quererlo bien, a crear y cuidar las avenidas del desarrollo.

Cansado estoy de este manoseo. Es hora de inventar otra tecnología...

(y que me paguen las regalías!)

lunes, 13 de septiembre de 2010

Balconear



La función del balcón pareciera estar cambiando últimamente. Siempre ha sido algo de avanzada. Algo que se extiende más allá de lo liso, de lo común. El balcón es el quincho del departamento. Está asociado a la distensión, al relax, y sobretodo al piropeo y otras artes amatorias, perpetuadas en la retina popular con Romeo & Julieta, los Mariachis y otros tantos galanes oportunos.

Este nuevo deporte, el balconing, se dedica a arrojarse a una pileta desde el balcón, como si éste fuera un trampolín. En realidad siempre lo fue. Un trampolín hacia la emoción. Si Julieta viviría en planta baja, Romeo no le llevaría el apunte.
Sólo que esta versión del tradicional balconeo es en dirección totalmente inversa.

El galán en cuestión ya no sube sino que se tira del balcón. Éste, en lo profundo de su ser busca la atención de su amada. Porque reconoscámoslo, por eso el hombre en estado primate hace todo lo que hace, sobretodo si está alcoholizado. Todas las peleas callejeras y profesionales habidas y por haber, en su último fin buscan la mirada y conquistar así el corazón de la mujer amada.

En este caso lo mismo, solo que lo hacen arrojándose del balcón, esperando que ésta casualmente lo vea (directa o yutubemente) y admire su "arrojo".

Romperse la humanidad contra el piso es el precio del error de cálculo como antes lo fuera para Romeo a la hora de calcular "el momento" en cual trepar la enrredadera.

Los métodos cambian, en escencia sigue habiendo un mismo fin.

Que pongan trampolines altos, redes en los balcones y que pongan servicio de mariachis a domicilio...

No nos roben el romanticismo...

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/09/12/baleares/1284287037.html

sábado, 4 de septiembre de 2010

Estar es estar siempre

Siempre es estar siempre, me gustaría decir que cuando alguien esta, mas allá de todo, el o ella siempre estará.