lunes, 6 de abril de 2009

La noble tarea de cortar el césped


Coma algo antes de empezar. No es bueno realizar la noble tarea con los tanques vacíos.
Pase una mirada general al lugar, camine descalzo por el mismo, vea la belleza y lo desagradable que hay en él. Respire. Relájese. Disfrute del momento. Espere que las ganas de cortar el pasto vengan. No se apure. Tranquilo. Está todo bien. Si las ganas no vienen, llámelas. No espere un estado de iluminación profundo ni una revelación que le sugiera al oído “Ahora!”. Simplemente siéntalo.
Una vez logrado este estado de levedad, comenzar la noble tarea.
Nobles tareas
1- Sacar las impurezas que puedan dañar la maquinaria necesaria para cortar el pasto. (cascotes, huesos, plantas de tallo duro, etc) o que puedan causar “enchastre” (mierda de perro, frutas caídas, etc). Recuerde que como es adentro es afuera. Pueden surgirle pensamientos de toda índole. Obsérvelos y déjelos pasar. Todavía tiene que cortar el pasto.
2- Prepárese antes de “salir a escena”. Esto condicionará su futuro accionar. Siempre podrá ir en busca de lo necesitado a mitad de camino, pero es preferible no cortar la energía en medio del trabajo. Condiciones de seguridad física. Se recomienda calzado y gafas como indispensable, también bermuda si tiene tapial bajo. De la maquinaria e infraestructura general. Verifique la cantidad de cable y la calidad o tipo de cortadora que tiene. ¿Hay luz? ¿Está previsto un corte de luz? ¿Se ha pagado la cuenta? Todo esto es necesario para no dejar la tarea a medias. A nadie le gusta andar por la calle con el pelo a medio cortar. Al jardín tampoco.
3- A escena. Desarrollo de estrategia. ¿Cortar en franjas o en círculos? ¿Sectorizar o tomar el jardín como un todo? Si no es capaz de realizar una estrategia a buenas y primeras, no se preocupe. Comience la noble tarea por donde más le parezca. La estrategia suele aparecer (y muchas veces cambiar) mientras se camina.
4- Ejercite los dos hemisferios. Cambie de mano a la hora de usar la bordeadora. Un rato sostiene con la mano izquierda, el otro, con la derecha. Si bien todos tenemos un lado más hábil, técnicas como el yoga o el tai chi siempre nos recuerdan de balancear los hemisferios realizando los ejercicios con ambos lados del cuerpo por igual.
5- Continúe la noble tarea. Deje pasar todo pensamiento previo leve escrutinio.
6- Advierta la importancia de la tecnología y agradezca. Realizar la noble tarea a mano con cuchillo podría ser penoso.
7- Para saber: Si el “ser que usted ama” pasa frugalmente galanteando por el lugar, está permitido posponer la noble tarea.
8- Cuando “la cosa se ponga espesa” y el sol comience a picar, recuerde que así como La Vaca es venerada en la India por ser un animal que no mata para alimentarse, usted está realizando la misma “noble tarea” que aquel santo animal. Respire esta sabiduría y guárdela en su corazón.
9- Una vez que creyó haber terminado la noble tarea, pase una mirada al jardín. Sienta y vea la diferencia. Respire. Escrutiñe detalles o pastos olvidados. Córtelos si lo cree conveniente según sus propios patrones de belleza.
10- Desenchufe y luego junte el cable ordenadamente. Puede generar mal karma futuro si alguien toma un matote (def: enrriedo profundo) después y recuerda que usted fue el último en usarlo.
11- Báñese y tómese una limonada.
12- Sienta los beneficios de la noble tarea en todos los sentidos posibles.

domingo, 5 de abril de 2009

Salgamos a volar, querida mía; subite a mi ilusión super-sport, y vamos a correr por las cornisas ¡con una golondrina en el motor!




Como saber si el paso sera certero, mientras uno de tus pies esta en el aire, o mas aun, si ambos pies anu estan en tierra, quizas son conjeturas( a pesar de que la armonia de esta palabra ya encierre en si misma un halo de inconstancia que evoca la propia definición de la palabra).
Alguién me dijo alguna vez, que... quizas avanzar completamente sobre lo incierto pueda ser una suerte, es mas una certeza. Y quizas Esta vez ese paso sea el justo!

Cuantas veces no saltamos por miedo a saber si tierra firme nos espera luego del salto, y si no es necesaria esta tierra firme? o mas aun, si lo interesante es el momento en que nos encontrasemos en el aire,  y con igual peso que el caer "bien parado".


...
Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos. . . Cuando, de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre levantada en cada mano. ¡Te reís!... Pero sólo vos me ves: porque los maniquíes me guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares. ¡Vení!, que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita, y te digo...

(Cantado)

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
No ves que va la luna rodando por Callao;
que un corso de astronautas y niños, con un vals,
me baila alrededor... ¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...
Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste... ¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!...
el loco berretín que tengo para vos:

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sábana vendré
con un poema y un trombón
a desvelarte el corazón.

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad...
¡Ya vas a ver!

(Recitado)

Salgamos a volar, querida mía;
subite a mi ilusión super-sport,
y vamos a correr por las cornisas
¡con una golondrina en el motor!

De Vieytes nos aplauden: "¡Viva! ¡Viva!",
los locos que inventaron el Amor;
y un ángel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador.

Nos sale a saludar la gente linda...
Y loco, pero tuyo, ¡qué sé yo!:
provoco campanarios con la risa,
y al fin, te miro, y canto a media voz:

(Cantado)

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Trepate a esta ternura de locos que hay en mí,
ponete esta peluca de alondras, ¡y volá!
¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Abrite los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir...
¡Vení, volá, vení! ¡Trai-lai-la-larará!

(Gritado)

¡Viva! ¡Viva! ¡Viva!
Loca ella y loco yo...
¡Locos! ¡Locos! ¡Locos!
¡Loca ella y loco yo


BALADA PARA UN LOCO 1969. 
Letra: Horacio Ferrer. 
Música: Astor Piazzolla