lunes, 13 de septiembre de 2010

Balconear



La función del balcón pareciera estar cambiando últimamente. Siempre ha sido algo de avanzada. Algo que se extiende más allá de lo liso, de lo común. El balcón es el quincho del departamento. Está asociado a la distensión, al relax, y sobretodo al piropeo y otras artes amatorias, perpetuadas en la retina popular con Romeo & Julieta, los Mariachis y otros tantos galanes oportunos.

Este nuevo deporte, el balconing, se dedica a arrojarse a una pileta desde el balcón, como si éste fuera un trampolín. En realidad siempre lo fue. Un trampolín hacia la emoción. Si Julieta viviría en planta baja, Romeo no le llevaría el apunte.
Sólo que esta versión del tradicional balconeo es en dirección totalmente inversa.

El galán en cuestión ya no sube sino que se tira del balcón. Éste, en lo profundo de su ser busca la atención de su amada. Porque reconoscámoslo, por eso el hombre en estado primate hace todo lo que hace, sobretodo si está alcoholizado. Todas las peleas callejeras y profesionales habidas y por haber, en su último fin buscan la mirada y conquistar así el corazón de la mujer amada.

En este caso lo mismo, solo que lo hacen arrojándose del balcón, esperando que ésta casualmente lo vea (directa o yutubemente) y admire su "arrojo".

Romperse la humanidad contra el piso es el precio del error de cálculo como antes lo fuera para Romeo a la hora de calcular "el momento" en cual trepar la enrredadera.

Los métodos cambian, en escencia sigue habiendo un mismo fin.

Que pongan trampolines altos, redes en los balcones y que pongan servicio de mariachis a domicilio...

No nos roben el romanticismo...

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/09/12/baleares/1284287037.html

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